Juan Luis LLopis Salvador (Rafelbunyol, Valencia, 1958)
Grado en Bellas Artes, Facultat de Belles Arts de la Universitat Politècnica de València, 2019
Máster en Producción Artística, Facultat de Belles Arts de la Universitat Politècnica de València, 2019-2020
Obsolescència programada
Ready-made intervenido con transferencia fotográfica sobre pintura
67,5 x 44 x 146 cm
Obsolescència programada parte del objeto obsoleto. Busca reflejar nuestras rutinas y de cómo, desde la subjetividad, imprimirle carácter artístico. Es una apuesta por desvelar la sociedad que nos hemos dado, un paradigma basado en el consumo y la primacía del sentido común para aferrarse a las costumbres y mantener o simular las apariencias.
Hablamos de Ready-made, progreso, obsolescencia, híper-información y consumo.
Obsolescència programada, quiere, por un lado, a partir de muebles en desuso dar pie a reformular qué sociedad queremos y a dónde pretendemos ir. La no utilidad de los mismos cuestiona la idea, un tanto utópica, de que lo que en su día fue fruto del progreso hoy se convierte, de manera programada, en obsoleto. Una obsolescencia que provoca un mayor consumo. Por otro lado, la información de los media donde la realidad se nos entrega fragmentada hace tambalear otros tantos valores que ponen en jaque cualquier atisbo de verdad.
A partir del ready-made, en concreto una silla del siglo pasado, una silla medio rota, sin asiento, inútil, como algunas instituciones hoy, en obsolescencia. La silla corona la mesa, un tablero firme como el poder de los media, donde las verdades se desdicen entre ellas. En la mesa se han transferido noticias de la prensa junto con fake news. En su prosa, se quiere mostrar cómo una institución como es la monarquía es utilizada por la prensa para contarnos sus veleidades de manera fragmentada y partidista. En su poética, nos muestra nuestras contradicciones. Una cultura donde el único valor posible es el de engranar la máquina que convierte el futuro en pasado para un mayor consumo, conformando una sociedad donde lo que prima es la razón productiva, el sentido común, aún a costa de la precariedad o a una obsolescencia programada a la que empuja a sus ciudadanos.